Ha llovido tanto ruido la hace unos días, que pasó un poco desapercibido, pero no me cabe duda de que la derecha española no dejará de intentar aprovechar el hecho de que no venga Obama a la cumbre UE-USA que se celebra en Madrid durante la Presidencia española de la UE. Aunque el representante de Obama para asuntos europeos, Juan Verde, haya afirmado tajantemente que tampoco vendría si la cumbre se celebrara en Francia o Alemania. (No le han preguntado por el R.U.)
Y es que si al PTE Zapatero la semana pasado le dieron por todos lados, al PTE Obama se le está cayendo el techo encima. Solo hay que escuchar algunos trazos de la Organización ultraconservadora que lidera Sara Palin “Tea Party”, que empiezan por negar su legitimidad, afirmando ¡que no es norteamericano! ¿Les suena de algo, cuando el PP cuestionaba la legitimidad del PTE Zapatero porque la victoria electoral se debía al “había dado el 11M? El plan estrella de Obama que es la reforma del sistema sanitario y que pretende no solo bajar costes en un momento de crisis económica grave, sino dar cobertura a los 46 mil de norteamericanos sin ningún derecho a prestación sanitaria, está prácticamente bloqueado, además de desvirtuado en gran medida por fuerzas políticas conservadoras, la farmaindustria y las poderosas aseguradoras. Porque han calado los mensajes de que “quien no trabaja, no tiene derecho a nada, porque tiene la culpa”, “Obama quiere practicar la eutanasia a todos los ancianos” y otras lindezas de ese calibre. El problema es que las simplezas demagógicas son fácilmente compresibles y asimilables, pero la verdad nunca es simple y requiere más esfuerzo intelectual asimilarla. Y en la verdad se basan las razones de la izquierda y del progreso.
Tampoco ayuda mucho que Obama afirmase con rotundidad que “si los financieros quieren guerra, la tendrán”. Le aplaudo con las orejas si hace falta, pero las consecuencias son desde luego una guerra sin cuartel entre las finanzas y la política en un mundo capitalista, inestable y confuso, con muy pocos progresistas en el poder. Dicho de forma más suave es lo que Zapatero ha defendido en Londres. Ya está bien que los mercados ataquen a un gobierno, siendo ellos los que han generado la crisis global peor de la historia y habiendo clamado (y atendidos) para ser “rescatados” ¡Que desfachatez!
Y eso también cuenta para que Obama no venga a España, a pesar de lo dicho por Juan Verde. Aún recuerdo con estupor, que durante la campaña electoral americana hubo un grupo de dirigentes socialistas que viajaron para entrevistarse con los demócratas americanos. Uno de los mensajes que trajeron es “cambiaros el nombre, en América todo lo socialista huele a azufre directamente”, en realidad todo lo europeo es sospechoso, pero si es socialista directamente es mortal. Sabiendo que otra de las peores acusaciones que le hacen a Obama es la de ser “socialista” es fácil atar cabos. Al fin y al cabo Zapatero es el principal líder socialista occidental, si no el único en la actualidad.
La realidad es que el progresismo está librando una silenciosa batalla a muerte contra los neocons (que incluye no solo a los políticos sino también a la gran banca y las grandes multinacionales) que está convulsionando el mundo. Es obvio que cuando se ataca a los PIGS se deja a un lado a Italia, siendo el país sureño con mayor deuda pública sobre PIB y cuando la mafia y el clientelismo corrompen la vida pública hasta el punto en que es difícil creer sus datos de déficit público y de tasas de paro. La tensión es mayor además, porque a pesar de lo que pudiera parecer es la política de izquierdas quien va ganando por ahora. La conciencia del cambio climático se ha hecho evidente, la estafa financiera indigna al mundo, los sindicatos se aprestan a la defensa de la fuerza del trabajo…., pero queda mucho, será largo, y se requerirá sudor, lágrimas y tiempo, espero que no sangre.
De momento Zapatero ha defendido los derechos de los trabajadores, de las mujeres y de los homosexuales en lo más hondo del conservadurismo americano, la Oración. Y fue Obama quien le dio la ocasión de hacerlo. Merece mucho la pena jugárselo todo a ayudarles en esta guerra sorda y durísima.